jueves, 10 de octubre de 2013

Lápiz, papel y papelera

Así podría resumirse a lo esencial la conferencia dada por José Manuel López Peláez acerca de la Casa de Oíza. Un discurso que narra a la perfección la manera de crear, reflexionar, de este gran arquitecto.

Es descubriendo todos los pequeños caminos que uno recorre a la hora de proyectar, con sus deciciones, como se llega verdaderamente a comprender una obra de arquitectura y, por tanto, al propio arquitecto.



En la conferencia se narra la creación de una casa familiar para el propio Oíza, destinada desde un principio a ser un refugio personal. El recorrido se realiza a través de una serie de bocetos del maestro, que dejan ver todas y cada una de las decisiones tomadas, como cúmulo de casi una década de reflexión.

Lo que comienza como "una casa prismática, casi cúbica, con dos huecos fundamentales y prácticamente únicos" se convierte en una torre-mirador. Se eleva como un cuerpo esbelto, con una gran base, que escala hacia el cielo, pudiendo apreciar el paisaje natural desde la gran plataforma volada. 





Pero, junto a esta metamorfosis formal, Oíza percibe la vivienda como una serie de elementos, todos pensados a la vez: la distribución interior por niveles, la posición de la escalera y la chimenea, la cubierta, etc. Esto le lleva a resolver todos los inconvenientes que se le plantean, con un resultado impecable.

Por todo ello, las palabras con las que Oíza describe los tres elementos necesarios para proyectar, "lápiz, papel y papelera", reflejan su interés por hacer una buena arquitectura. Por hacer, deshacer, y plantearse cualquier posibilidad remota a la hora de crear. 



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